viernes, 1 de marzo de 2013

Lo que la reforma de la Administración Local oculta

Con la aprobación, por el Consejo de Ministros, del anteproyecto de la Reforma de la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local, se ha iniciado el proceso que acabará con el modo de vida que hasta ahora hemos conocido en los pueblos de menos de 20.000 habitantes, especialmente de aquellos que no llegan a los 5.000. Lo más triste es que ha sucedido con el aplauso general de los ciudadanos, porque los que han pergeñado este atentado a la calidad de vida de los pequeños municipios han puesto un señuelo, en el que ha picado la generalidad de la opinión pública. En este tiempo de descredito de la política, qué más se quiere oír que la rebaja de los salarios de alcaldes y la reducción del número concejales. Lo que se desconoce es que esta Ley trae una auténtica carga de profundidad que va suponer una pauperización de los pueblos de menor tamaño. Es cierto que hacía falta una racionalización de los sueldos, pero el alcance que se propone va a ser bien limitado, ya que la mayoría de los concejales no cobra, como así no lo hacemos muchos alcaldes de municipios pequeños. Nunca esta Ley iba a reducir el número de concejales, aunque así se dijera hasta la saciedad; lo haría, en su caso, la modificación de la Ley Electoral, pero al final, ni eso, afortunadamente. Es decir, que de las dos medidas estrellas que se presumía que iba implicar esta reforma, una desaparece y la otra, la de los sueldos, queda muy mermada. Los principales perjudicados serán los alcaldes de los pueblos menores, que tendrán sueldos muy por debajo de los que podrían conseguir fuera de la política, con lo que se expulsará a los más aptos para ocupar esos cargos.

Veamos ahora qué cuestiones sí trae esta Reforma debajo del camuflaje de los sueldos. El Gobierno establecerá costes estándar de los servicios municipales; si los ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes no cumplen con estos estándares, será la Diputación o la Comunidad las que asuman dichos servicios. Parece que serán pocos los pueblos de menos de 20.000 los que puedan cumplir con los costes impuestos, ya que es sabido que prestar servicios en municipios pequeños es más caro que hacerlo en grandes poblaciones. Los ayuntamientos tendrán que ceder recursos y personal a la Comunidad para que los realice, creando una absoluta inseguridad laboral en aquellos trabajadores que haya que traspasar.

Aquellos servicios que no sean obligatorios, como puede ser el de biblioteca en los menores de 5.000, pueden desaparecer si el Interventor, no el político legítimamente elegido, entiende que no hay viabilidad financiera para mantenerlo. Serán muchos de estos servicios los que desaparecerán de los pequeños municipios, servicios a los que los habitantes están acostumbrados, y cuya eliminación supondrá una importante pérdida de calidad de vida. Se nos dice que con carácter preferente, entre otros servicios, la Comunidad asumirá en los pueblos de menos de 20.000 habitantes las instalaciones culturales y deportivas. Hasta ahora, el vecino, que no el trabajador municipal, puede pensar que a él le sigue pareciendo bien la Reforma, porque le da lo mismo que el servicio se lo preste el Ayuntamiento o la Comunidad. Sin embargo, no le parecerá tan bien cuando se entere de que las nuevas tasas no las fijará el Pleno, sino la Comunidad, y, por supuesto, ya garantizo que eso derivará en un importante aumento de los precios en muchos pueblos, y en Torrelaguna, seguro. Lo más probable que oculte esta Reforma es la privatización de la mayoría de los servicios municipales; la Comunidad asumirá un gran paquete de servicios de varias localidades que privatizará en bloque. Los polideportivos de Torremocha, Torrelaguna, y El Molar podrían pasar a ser prestados por una empresa privada, por ejemplo.

Se clarifican las competencias de Educación, que han de pasar, antes de cinco años, a las autonomías. Así los conserjes y el mantenimiento de los colegios y las escuelas infantiles dependerán de la Comunidad, pese a que ésta, por boca de su presidente, ya ha dicho que le será imposible. Ya anticipo que la calidad y exigencia que hoy se da en las escuelas infantiles bajará sensiblemente, como ya ha ocurrido en aquellas que se han privatizado, amén de la subida de las tasas.

Entre las medidas que contempla esta Reforma se encuentra la posible extinción de los pueblos de menos de 5.000 habitantes cuando un municipio haya tenido una evaluación negativa de sus servicios, o presente tres años seguidos un remanente negativo, o incumpla el objetivo de estabilidad presupuestaria. En ese caso, pasará a ser absorbido por mutuo acuerdo por un pueblo colindante, y si no lo hay, por el municipio cercano de mayor población (¿y si no lo hay?). Es decir, Torrelaguna, en caso de que incumpliera alguno de los supuestos, podría ser absorbido por Redueña con acuerdo, o por El Molar sin acuerdo. Si alguien no se cree lo que lee, sólo tiene que ir al artículo 61 bis. La Reforma tiene otros males, como es el cercenamiento de la autonomía local por vía de una intervención absoluta; pero, finalmente lo que traerá la Reforma es una pérdida de calidad de vida de las zonas rurales y una segura despoblación.

Habrá ampliación.

martes, 5 de febrero de 2013

Eliminación del helicóptero de urgencias

El 31 de enero, el BOCAM hacía oficial lo que muchos nos temíamos, la desaparición del helicóptero de urgencias del SUMMA 112. De nada han valido las reuniones y presiones que todos los alcaldes de la zona han hecho para mantener este servicio, el cual consideramos clave para asegurar un mínimo de calidad en el servicio de la Sanidad.

Son tiempos de crisis, todas las personas que tenemos responsabilidades de gobierno hemos tenido que hacer recortes, es inevitable. Pero hay que saber muy bien dónde aplicarlos y cómo hacerlos, preferiblemente con humanidad y cabeza. Parece que esta coyuntura justifica cualquier recorte, y no es así. Creo que debe haber límites, y uno clarísimo es este. No se puede privar a una zona como la Sierra Norte de un helicóptero de urgencias, que está archidemostrado que ha salvado vidas. Nos pretenden engañar diciendo que un solo helicóptero va dar el mismo servicio que los dos actuales. Al daño que nos va a producir la eliminación de este servicio, se nos une el de ser tratados como tontos.

Antes de recortar en servicios básicos caben algunas posibilidades, como es negociar unas mejores condiciones económicas, tal y como ocurre en Castilla y León; en el que uno servicio similar cuesta bastante menos. Cabe recortar en otros gastos, como pueden ser los suntuarios, festejos o de publicidad, o incluso si se me apura, en Deportes o Cultura antes que en Sanidad. Aunque se hace más complicado entender esta medida cuando en el mismo presupuesto hay ocho millones para helicópteros contraincendios. El ahorro no será de más allá de 400.000 euros, y por ello se hace más difícil comprender esta decisión. Tan difícil, tan difícil que la totalidad de los alcaldes de la Sierra Norte está en contra de la medida, independientemente del color político de cada uno. Este tipo de servicios (además de salvar vidas, como en el caso del helicóptero) sirve para garantizar una mínima calidad de vida en las zonas rurales; si éstos se van desmantelando, no tardará en producirse una despoblación en estos pueblos.

Ya sabemos que ciertos servicios en zonas despobladas son más costosos, y que para prestarlos no podemos guiarnos sólo por criterios economicistas; algunos gestores y la mayoría de contertulios arbitristas verán que no son rentables y, por tanto, eliminables. No es mi criterio evidentemente, me inclino por las razones políticas para su mantenimiento. También hay que recordar que los serranos también colaboran con sus impuestos en financiar otros servicios madrileños, que en muchos casos, apenas utilizarán, como puede ser la red del metro. Además el helicóptero no sólo presta servicio a los lugareños, lo cual ya, por sí sólo justificaría su existencia, también se benefician de su actividad los accidentados en carretera, excursionistas y visitantes de la Sierra en general.

Hay que reconocer que la medida es “valiente”, ya que supongo que sabrán que antes o después se producirá una situación trágica que no se va a poder atender en tiempo y forma; y supongo que tendrán que aguantar las críticas de los afectados y de la oposición. Lo cual parece indicar que no han valorado bien las consecuencias de su decisión.

Creo que en este caso todos los políticos de la zona estamos de acuerdo en la continuidad del servicio; a algunos nos gusta como se viene prestando este servicio, lo dejaríamos tal y como está, ni más ni menos. Otros, desde otras posiciones ideológicas pueden proponer su privatización, no lo sé; en todo caso sería algo absolutamente legítimo, y acorde con ciertas posiciones políticas. Lo que no creo es que exista en la Sierra Norte una sola persona que esté de acuerdo con la eliminación del helicóptero de urgencias de Lozoyuela.

Sierra Pobre, Sierra Norte, Sierra Pobre

Esta zona de Madrid siempre se conoció como Sierra Pobre. Desde los primeros gobiernos de Joaquín Leguina se trabajó para erradicar la situación de abandono en que se encontraba. Para ello, se creó un organismo que, a la postre, fue clave en el desarrollo de la Sierra, el PAMAM. A este organismo le acompañó una política de reequilibrio territorial en todo Madrid, que consiguió en poco tiempo que a la Sierra Pobre se la empezara a conocer como Sierra Norte. Políticas de mantenimiento y desarrollo que se mantuvieron con los primeros gobiernos del PP, pero esta política se rompe en las últimas legislaturas, y muy especialmente en la que nos ocupa. Si bien todos sabemos que una época de crisis es necesariamente una época de recortes, sinceramente pienso que se está utilizando la crisis como coartada para recortar por encima de lo aconsejable y, en ocasiones sin orden ni concierto, causando un daño irreparable y casi gratuito.

En un periodo corto de tiempo, los vecinos de la Sierra han sufrido una pérdida de calidad de vida, que se agravará en los próximos meses, si el actual gobierno sigue con los planes de recortes anunciados. Ya hemos visto como ha desaparecido un organismo clave en el desarrollo de la Sierra, como ha sido el PAMAM.

Otros servicios se han esfumado, complicando la vida, precisamente a los más necesitados, como lo son la oficina de empleo, la oficina móvil del Canal de Isabel II Gestión y la oficina del consumidor. Padecemos una subida del transporte público muy por encima del IPC, que dificulta la movilidad de las personas que le es imprescindible usar este deficitario servicio.

Hemos visto como una de las principales empresas públicas de Madrid, y clave en esta comarca como es el Canal de Isabel II, ha sufrido una transformación en su naturaleza jurídica con el objeto de privatizarla. De momento, los principales recortes los están sufriendo los trabajadores, pero si los planes siguen su curso, pronto serán todos los consumidores los que los padezcan. Intentaremos entre todos que no sea así.

También sufriremos en breve la privatización de nuestro hospital de referencia, el Infanta Sofía. Y ya veremos cómo queda nuestro ambulatorio, ante agresiones como la unificación de áreas y la reducción de las urgencias. Ha desaparecido el helicóptero del SUMMA 112 de Lozoyuela, que seguramente alguna noticia luctuosa nos traerá. Se han eliminado las políticas activas de empleo, que eran vitales para mantener el empleo en la comarca, a la vez que se prestaban servicios a los ciudadanos.

Vemos como peligran varias mancomunidades, y no le auguro un buen futuro a la de cultura, ¡ojalá me equivoque!

También se ha anunciado, y desconocemos en qué estado está, el traslado de los juzgados de primera instancia a Colmenar Viejo, es decir, para poner más lejanos los servicios de la justicia a los serranos, para más inri, después de la salvaje subida de tasas judiciales.

En un caso inaudito, el gobierno de la Comunidad ha roto un convenio firmado, como es el de las BESCAM, y deja de financiar en un 50% estos cuerpos policiales, sin ningún tipo de explicación. Esto supondrá unos menores ingresos para los ayuntamientos, lo que se traducirá en menos servicios municipales. Otra solución es que los gobiernos locales reduzcan empleos de personal laboral por valor de lo que dejen de ingresar.

Pero tal vez la agresión más fuerte que recibirán los ciudadanos de esta zona, y con ellos todos los que viven en pueblos de menos de 20.000 habitantes, será la que produzca la anunciada reforma de la Ley de Bases de régimen Local. Con la que se eliminarán servicios que hoy se prestan, o bien, se encarecerán por vía de la subida de tasas, que para muchos vecinos serán inasumibles, veremos.

En definitiva, todos los vecinos de la Sierra Norte hemos sufrido una pérdida de calidad de vida, un rápido empobrecimiento, que va a conseguir que volvamos a ser conocidos como la Sierra Pobre.

jueves, 20 de enero de 2011

La postura de la Iglesia ante la inmigración

Uno viendo en que se ocupa en los últimos tiempos la Iglesia, cuáles son las noticias que genera, cuáles son sus afanes y cuáles son las cuitas que le ocupan; podría pensar que casi todo su quehacer se centra en el sexo, su práctica y todo lo que de él se deriva. Si se siguen las declaraciones de su máximo representante y de su jerarquía, observamos que gran cantidad de la información que emiten tiene como epicentro el sexo. Bien por los problemas graves de pediastría que arrastra, bien por el uso o no del condón, bien por sus opiniones sobre la homosexualidad, bien por sus manifestaciones en contra del control de la natalidad… Uno estaría legitimado en pensar que para la Iglesia casi todos los problemas de la humanidad se centraran en esta cuestión.

Afortunadamente en las sociedades avanzadas no hay ningún problema con el sexo, entre otras cosas porque hace oídos sordos a toda la doctrina de la Iglesia. En España sin ir más lejos, casi nadie sigue sus dictados en materia sexual; ni siquiera entre los que se declaran creyentes, ya que practicantes apenas quedan. Esto es una realidad objetiva que no merece siquiera demostración. Pero si alguno tuviera alguna duda, solo tendría que observar cual es la tasa de natalidad (en 2010 es de 1,40 hijos por madre); lo que nos demuestra que son pocos los que sólo practican sexo con la intención de procrear. Tal y como dice la Iglesia que hay que hacerlo, basándose en el pacto que Dios hizo con Noé: «Creced y multiplicaos y poblad la tierra (Génesis 9, 1)».

En estas cuestiones ginecológicas anda permanentemente enzarzada la Iglesia, obviando otras enseñanzas de mucho mayor calado social, pero de las que apenas oímos nada, entre el atronador ruido que producen palabras como: abstinencia, castidad, preservativos, paidofilia, homosexualidad, tradición, familia-cristiana y demás zarandajas.

Desde luego echo en falta la palabra de la Iglesia en una cuestión que creo que es más de su incumbencia, como es la inmigración, y de la que apenas nada he oído. ¡Cómo me gustaría, que desde sus púlpitos, se aleccionara a sus feligreses para que tengan una mayor tolerancia con los inmigrantes! En vez de acicatearles para que salgan a las calles para defender la familia cristiana tradicional, en contra de las leyes del Estado, cuyo imperio es para creyentes y no creyentes, para católicos y para practicantes de cualquier otra religión.

Qué lejos queda en mi recuerdo la canción ‘Cristo te necesita’, de extrema cursilería parroquiana, que decía: «No te importe la raza ni el color de la piel, / ama a todos como hermanos y haz el bien […] Al que viene de lejos dale amor […] / Al que habla otra lengua dale amor». Cuando se cantaba en las iglesias apenas había inmigración en España, entonces uno giraba la vista si se cruzaba con un negro o con otra persona de rasgos poco habituales, ante lo exótico del suceso. Cuando sólo sabíamos de los pobres del Mundo por el día del DOMUND, y por algunas noticas que siempre aparecían en la televisión sobre las hambrunas de África. Eran pobres en lejanos países que apenas nos molestaban con su miseria. Ahora que muchos de ellos se han trasladado aquí, en busca de una vida mejor. Ahora que con la crisis se les ha dejado de verles como una mano de obra barata, y se empieza a verles como un problema, es cuando se echa de menos la voz solidaría de la Iglesia, para denunciar los abusos y la xenofobia.

Tal vez sea tiempo de recordar algunas de las Obras de Misericordia Corporales de la Iglesia Católica, como son: «Dar de comer al hambriento / Dar de beber al sediento / Dar posada al peregrino». Lo ideal sería que no se hiciesen estas obras como obras de caridad, sino como un acto de justicia social. Ahora entiendo lo que algunos curas del Colegio decían en clase de Religión, lo difícil que era ser un buen cristiano, ya que esta doctrina exigía mucho a sus feligreses. Mucho es lo que se pide a los cristianos en el Nuevo Testamento, donde Jesús propone unas enseñanzas revolucionarias, por lo que tienen de denuncia de los poderosos, por lo que tienen de emancipación de los pobres, por lo que tienen de extremo amor por el prójimo, por el otro, por el diferente, incluso por el enemigo. Uno puede ver enseñanzas rayanas en una especie de comunismo primitivo, de igualitarismo radical. Razón esta que le ha llevado a Sánchez Dragó a decir: «No puedo ser de izquierdas porque es una secta del cristianismo, ya que recoge la más delirante idea que jamás se haya formulado: el igualitarismo». Pero no se lo tengan muy en cuenta a este orate, ya que uno puede recordar como se prestó, patéticamente, a introducir en TVE la película de Martin Scorsese ‘La última tentación de Cristo’, desde una posición de cristiano heterodoxo, para evitar posibles quejas de algún televidente ultramontano. Hoy dice esto y mañana lo contrario.

Pero algo de razón debe tener Dragó cuando en el Evangelio de Lucas podemos leer algo como esto: «Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva (Lucas 6, 29-30)». Y también: «Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto (Lucas 6, 34)». Evidentemente estas enseñanzas del capítulo de las Bienaventuranzas van en contra de toda lógica capitalista. Son de un rigor en su desprendimiento y solidaridad, que me es muy difícil aceptar, pero yo tengo alguna ventaja sobre algunos de los que se pueden partir el pecho diciendo mea culpa, no soy creyente y estas palabras no me obligan.

Lo cierto es que ante las exigencias y enseñanzas que se pueden leer sobre todo en el Nuevo Testamento, surgió inmediatamente un ejército de exégetas para explicar lo que quieren decir los libros sagrados. Ni que decir tiene que sus interpretaciones en nada o poco tienen que ver con las clarísimas palabras que recogen los cuatro evangelistas. A lo largo de la historia la labor de la Iglesia y su cuerpo de intérpretes han centrado toda su actividad en poner sordina a la doctrina más radical de Jesús y poner en primer plano cuestiones que poco o nada tienen que ver con sus enseñanzas. Hoy desgraciadamente la Iglesia está más centrada en aspectos epidérmicos, como son los normativos y litúrgicos que en enseñar y divulgar lo esencial de la doctrina y en exigírsela a sus seguidores.

Es triste sentir el silencio de la Iglesia ante el drama de millones de seres que escapan de sus países buscando una vida mejor, y que en muchas ocasiones son tratados como apestados, como ladrones, como delincuentes. Que son en muchas ocasiones explotados por empresarios sin escrúpulos, que son perseguidos por xenófobos, o señalados por algunos partidos como un problema, para conseguir votos. Y estas palabras no las digo desde el buenismo, sé de los problemas que una inmigración descontrolada puede ocasionar. Ni siquiera soy partidario del multiculturalismo, más bien de que las normas del país valen para todos, al que le convengan: bien y al que no: puerta. Quiero que al delincuente se le trate con todo rigor, haya nacido en Tetuán de Marruecos o en Tetuán de las Victorias. Estoy de acuerdo con la expulsión de los delincuentes extranjeros, ya que no supieron aprovechar su oportunidad. Lo que no puedo soportar es la criminalización generalizada, o la visión de que los inmigrantes son unos getas que vienen a aprovecharse de las ventajas de las sociedades más avanzadas. Soy consciente de los problemas (y no lo olvidemos de las ventajas) que puede ocasionar la inmigración, pero no es de justicia, acogerles cuando nos conviene y tirarles una vez que han sido convenientemente usados. Todas las actitudes xenófobas están basadas en el puro egoísmo, de las clases más desfavorecidas, porque se consideran competidores directos con los inmigrantes por los servicios del estado del bienestar; y de las clases más pudientes, ante el temor de que tengan que pagar más impuestos para poder financiar los servicios que el movimiento migratorio pueda ocasionar.

Supongo que la Iglesia intenta paliar las situaciones más desesperadas con su ayuda caritativa: reparto de alimentos, ropa y otros materiales; lo que no es nada desdeñable. Pero uno echa de menos una actitud de mayor calidad, como es exigir a sus feligreses que hay que acoger, compartir y solidarizarse con estas personas que pasan penalidades. Debería recordarles este versículo, tan radical, que advierte sobre las consecuencias del egoísmo: «Es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos (Mateo 19, 24)».

Tal vez sea una impostura que alguien que no pertenece al seno de la Iglesia, diga lo que espera de ella; impostura que se iguala, supongo, a cuando la Iglesia no se limita al ámbito de sus fieles, y pretende que se legisle para toda una sociedad diversa, bajo el prisma de su exclusiva doctrina.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El Estado de Bienestar ante la crisis

En una crisis, no sólo debemos capear el temporal cómo mejor sepamos, sino que también debemos detectar las causas que nos han llevado hasta ésta, con el objetivo de evitarlas en un futuro. Cuanta mayor es la profundidad de la crisis, mayor deberá ser el esfuerzo de reflexión. Ni que decir tiene que la actual crisis económica, la mayor en los últimos setenta años, nos obliga a todos los sectores de la sociedad a examinar nuestros respectivos preceptos.

A la izquierda se le acusa de no saber dar respuesta a la crisis económica. Y algo de ello debe haber, cuando coinciden en ello muchos analistas; y lo que es peor, cuando en Europa, los partidos de izquierda están perdiendo votantes, y por tanto posiciones. La verdad es que no salimos de nuestra perplejidad, cuando comprobamos que muchos ciudadanos están eligiendo soluciones de derechas para afrontar una crisis que tiene su origen en la codicia y las actitudes más patológicas del mercado, en un liberalismo exacerbado.

No es el objetivo de este artículo hacer un análisis profundo del origen de la crisis, entre otras cuestiones, porque no me siento mínimamente capacitado; sino desde la humildad, provocar reflexiones para reforzar nuestra posición, mediante una modernización de alguno de nuestros principios. Con esto, que no entienda nadie, que pienso que sólo la izquierda debe hacer este trabajo intelectual. La verdad, es que pienso que los que deben hacer un análisis de mucho mayor calado, son todos aquellos que defienden la absoluta eficacia de un mercado desregularizado.

Desgraciadamente está claro que uno de los paganos de esta crisis va a ser el Estado del Bienestar y por ende, el gran grueso de las clases medias, y especialmente los sectores más desfavorecidos. Y como esto va a ser así, lo queramos o no, más vale que empecemos a pensar qué Estado de Bienestar nos podemos permitir, que seguro que es menor que el que hasta ahora hemos financiado. Debemos dejar atrás viejos clichés y romper ciertos tabúes, que pese a que sean muy aplaudidos en nuestras reuniones internas de partido, no lo son tanto en el exterior; y de seguir por el camino trillado de lo que sabemos que gusta a nuestras bases, podemos perder el imprescindible apoyo de nuestro electorado. Es necesario que estas reflexiones en tiempo de crisis vayan limpias de prejuicios, y debemos estar preparados para escuchar propuestas, que en principio, nos puedan parecer rompedoras. Debemos hacer un ejercicio de pragmatismo, con la intención de recuperar el apoyo de nuestros votantes y captar otros que todavía no se ven tentados por alguno de nuestros principios más tradicionales.

El hecho incontrovertible de que hay que adelgazar en este periodo de crisis el Estado de Bienestar, es que personas que se han caracterizado por una ampliación del mismo, como el Presidente Rodríguez Zapatero, ha tenido que emprender una serie de acciones encaminadas a su recorte, ante la dureza de la realidad. Desde la izquierda se proponen recortes para asegurar la prestación de servicios, tanto en el presente como en el futuro; desde la derecha se quiere eliminar prestaciones del Estado del Bienestar para reducir los impuestos, para que las personas de mayor posibles dispongan de más dinero, pese a que ello cause gran sufrimiento entre los menos favorecidos.

Aceptamos que hay que realizar recortes, lo que no significa cuestionar y mucho menos eliminar servicios sociales; pero sí que debemos examinar si hay algún exceso, y en ese caso eliminarlo. Debemos estudiar si todas las políticas de empleo son lo suficientemente eficientes, para que produzcan una efectiva búsqueda de empleo; y si no es así debemos corregirlo inmediatamente. Tenemos que ser vigilantes en el uso correcto de nuestro sistema sanitario público, para que no se den abusos. Tenemos que ser eficientes y meticulosos en la expendeduría de fármacos. Tenemos que reflexionar sobre las bajas médicas, para que los cuentistas no se aprovechen del sistema en detrimento de las arcas públicas y de sus propios compañeros, primeros paganos de su insolidaridad. Todos estamos orgullosos de nuestro sistema sanitario, pero no hasta el caso de permitir el turismo sanitario. Bien está la complementariedad del salario en caso de enfermedad, pero es inaceptable el uso que algunos vagos hacen de él para faltar al trabajo constantemente sin apenas consecuencias. Bien están las horas sindicales para preparar la defensa laboral de los trabajadores, pero no se puede permitir que haya liberados de los que si te he visto no me acuerdo. El subsidio de desempleo es de las prestaciones más importantes y necesarias, por ello es inadmisible que quien que lo cobre, se emplee luego en la economía sumergida. La lista podría ampliarse, pero estos ejemplos valen como muestra de la idea que se quiere transmitir.

No deberíamos criticar estos casos, por la vía fácil, la de que no se puede generalizar por unos pocos casos; porque todos sabemos que no son tan pocos. No se trata de que paguen justos por pecadores, sino que se extremen los controles para que no se cometa ningún tipo de abuso, reducir al mínimo los argumentos de los enemigos del Estado del Bienestar. Es fundamental que eliminemos los abusos que se producen en el sistema, ya que estos son la mejor munición en manos de los enemigos declarados del Estado del Bienestar. Por eso es fundamental, que los que estamos a favor seamos los primeros vigilantes para que no se produzca ningún tipo de fraude. La permisividad será un cáncer que irá minando el sistema hasta su destrucción. Todos los avances sociales siempre se hacen con el limpio propósito de favorecer a los trabajadores y a los demás desfavorecidos, pero enseguida los ventajistas saben cómo desvirtuar el logro, y extender una turbia sensación de fraude.

Hay que conseguir que los ciudadanos y los beneficiarios, por la vía más divulgativa posible, se enteren de los que valen los servicios que el Estado del Bienestar presta. Desgraciadamente he comprobado que todo aquello que se da gratuitamente, enseguida pierde valor entre los beneficiarios, lo cual es un error, y además se presta a los abusos y a los actos incívicos por los de siempre. Hay que evitar actitudes como las de: “yo pago mis impuestos (habría que verlo), y voy al médico cuantas veces quiero”, “no voy esperar cita en el ambulatorio, pudiendo ir a urgencias”… Iniciativas como la factura en la sombra para los servicios sanitarios parecen una buena idea, que debería extenderse a otras prestaciones: estudios en centros públicos, asistencia a domicilio, servicios sociales, etcétera.

Muchos somos los que pensamos que el Estado de Bienestar es el gran invento social de Europa, que sirve para tener una mayor calidad de vida y tener sociedades cohesionadas. Pero este sistema es costoso, y su mantenimiento futuro, tal vez tenga que realizar siguientes pasos.

Revisar y eliminar los excesos que se puedan detectar. En muchos casos no hace falta eliminar el servicio, sino racionalizarlo. No es posible que un mismo servicio lo presten a la vez más de una Administración. En Torrelaguna, durante mucho tiempo se daba asistencia a domicilio, a la vez que el mismo servicio lo prestaba la Mancomunidad de Servicios Sociales, a la que el municipio cofinanciaba con una importante cuota.

Vigilar y eliminar todo tipo de abusos que los más insolidarios cometen a diario en los distintos servicios que presta el Estado de Bienestar.


Y por último, tal y como dice Felipe González en su libro ‘Mi idea de Europa’, hay que ganar en productividad. Esta es fundamental para poder financiar el Estado de Bienestar, y no confiar todo a los impuestos, que por supuesto también son necesarios; ya que una excesiva carga impositiva reducirá nuestra competitividad. Tal vez sea el momento en que defendamos que el esfuerzo y la productividad sean unos valores más de la izquierda. Debemos denunciar, arrinconar, a los trabajadores que no cumplen en su trabajo; no se les puede reír la gracia, como si fueran héroes que defraudan al patrón/ladrón. Visiones como ésta, que todavía alguien pudiera tener, hay que desterrarlas para siempre. En el proceso que nos queda por recorrer, o vamos juntos, lealmente, trabajadores y empresarios, o tal vez nos quede todavía andar un largo trecho de túnel en esta crisis. Cuando me refiero a empresarios, estoy refiriéndome a empresarios de verdad, emprendedores con conciencia social; porque si hay que apartar a los vagos, también hay que denunciar a los empresarios esclavistas que sólo ven su propio beneficio, a costa de lo que sea.

Revisar el Estado del Bienestar para reducir aquellos servicios menos prioritarios, eliminar los abusos y ganar en productividad pueden conseguir que mantengamos un sistema que se ha demostrado valiosísimo para ganar en calidad de vida.

jueves, 27 de mayo de 2010

Nota aclaratoria: Nada será como antes

Cuando uno pretende valorar el esfuerzo y el trabajo bien hecho, y lo que produce es un disgusto en los destinatarios, es evidente que algo se ha hecho mal. Quiero aclarar que si la productividad del personal del Ayuntamiento no era la deseada, en ningún caso ha sido por su culpa o falta de cualificación.

Si una plantilla está realizando trabajos por debajo de sus capacidades, en ningún caso es culpa de los trabajadores, sino de los responsables políticos que no supimos organizar, motivar o formar convenientemente.

Me consta que el departamento de contabilidad se realizaba un duro trabajo, pero los resultados eran magros. ¿Es culpa de los trabajadores?, en ningún caso. Sencillamente estaba mal diseñado el sistema contable del Ayuntamiento.

Creo que extenderse es repetirse, pero si quiero pedir disculpas a aquellos empleados que se hayan molestado por mi comentario y reconocer públicamente su esfuerzo y comprensión por los cambios que estamos llevando a cabo; y por aguantarme con cierta deportividad, lo que en ocasiones no debe ser fácil.

Nada será como antes

De la crisis saldremos, de todas las crisis se salen, pero ya nada volverá a ser igual. No puede volver a ser igual. La salida no será indolora, no se debe engañar a los ciudadanos; cuando todo esto haya pasado, todos nos habremos dejado algunos pelos en la gatera.

Después de la salida de la crisis, habrá un tiempo en que no se podrá igualar el nivel de vida de los años de la burbuja económica. Hay que empezar a mentalizarse de que todos viviremos algo peor, que no se podrá esperar de las Administraciones ciertos servicios y dádivas, y entre estas Administraciones también se encuentra la Local.

El nivel de ingresos de los ayuntamientos nunca será el que hubo hasta el año 2007. En los próximos años nos tendremos que acostumbrar a un nivel de ingresos menor que el de los años 2008-2009. La lucha contra el déficit de España, va a suponer menores gastos, que necesariamente va a repercutir en menos recursos para comunidades y los ayuntamientos. Esperar a un héroe que venga a salvarnos, es un simple ejercicio de irresponsabilidad. Con lo que hay es con lo que tendremos que funcionar de la mejor manera.

Por eso es imprescindible que empecemos a explicar a los vecinos que nos toca apretarnos el cinturón, y que necesariamente se ha de recortar algunos de los servicios que se venían dando. Es una obviedad que con los ingresos que obtenemos no podemos hacer frente a los gastos que ocasionamos. La capacidad de endeudamiento ya está en el límite. Y esto es importante que lo sepamos, recuerdo que cuando estuvimos explicando los recortes en la Escuela de Música, hubo una intervención que defendía que la capacidad de endeudamiento de las administraciones es ilimitada. Nada más lejos de la realidad, y como ejemplo sirva el caso de Grecia. Las Administraciones no pueden liquidarse como una empresa privada, pero si pueden quebrar.

Es fundamental que consigamos convencer a los vecinos, de que el Ayuntamiento no puede seguir dando los servicios, tal y como hasta ahora venía haciendo, ya que es imposible afrontar su pago. No nos queda otra solución que equilibrar los gastos con los ingresos. Y para ello sólo quedan tres caminos.

1. Reducción al máximo de los gastos, mediante un fuerte Plan de Austeridad.
Habrá que eliminar los gastos superfluos, como los gastos de representación, regalos y actos protocolarios. La adquisición de suministros se debe limitar a lo estrictamente necesario. Se debe utilizar los recursos energéticos con responsabilidad.

2. Realizar una gestión eficiente que optimice los recursos. El principal recurso del Ayuntamiento es su personal, al que dedica casi la mitad de lo que ingresa. Por lo que es de absoluta necesidad mejorar su productividad. Sirva de ejemplo lo ocurrido en las oficinas del Ayuntamiento, en donde había una cantidad considerable de administrativos cuyo trabajo apenas tenía valor. En el negociado de Contabilidad se limitaban a fotocopiar las facturas y enviárselas cada cierto tiempo a una empresa. Esto suponía el coste de la empresa, y lo que es peor, una falta absoluta de control presupuestario. Ahora la contabilidad municipal se lleva directamente, mejorando sensiblemente el control, a la vez que se dota de todo sentido su puesto de trabajo.

Las nóminas eran realizadas por una gestoría, que tenía un coste mensual equivalente al salario de un administrativo. Después de formar a personal en gestión de nóminas, es el propio Ayuntamiento quién realiza esta tarea.

Muchos servicios municipales contaban con su administrativo o personal encargado de la administración (Escuela de Música, Casa de Niños, Casa de la Cultura, etc.), ahora el personal del Ayuntamiento lleva estas tareas directamente, ahorrando costes.

Esta manera de proceder es la que se debe aplicar a otros departamentos municipales, pese a las reticencias que pueda ocasionar entre el personal.

3. Reducir la cantidad o la calidad de algunos servicios. Desgraciadamente, en otros casos no cabrá otra salida que el recorte en la cantidad de algunos servicios, como ya se ha experimentado en la Escuela de Música, o en la Casa de la Cultura. Los festejos será inevitable que pierdan en calidad. Y este recorte se tendrá que extender a otras áreas hasta que consigamos que los servicios sean sostenibles.

Lo que se debe exigir al gobernante es que acierte en los recortes, evitando éstos en los servicios más perentorios, y aplicándolos más, en aquellos que sean más superfluos. Se debe exigir igualmente una gestión impecable y pocas o ninguna alegría. Es obligado mostrar decisión y liderazgo, para no transferir a la ciudadanía aún más nerviosismo. Hay que decir la verdad: es grave lo que tenemos, pero deben captar los vecinos que sabemos lo que hacemos, que tenemos un Plan.