martes, 5 de febrero de 2013

Eliminación del helicóptero de urgencias

El 31 de enero, el BOCAM hacía oficial lo que muchos nos temíamos, la desaparición del helicóptero de urgencias del SUMMA 112. De nada han valido las reuniones y presiones que todos los alcaldes de la zona han hecho para mantener este servicio, el cual consideramos clave para asegurar un mínimo de calidad en el servicio de la Sanidad.

Son tiempos de crisis, todas las personas que tenemos responsabilidades de gobierno hemos tenido que hacer recortes, es inevitable. Pero hay que saber muy bien dónde aplicarlos y cómo hacerlos, preferiblemente con humanidad y cabeza. Parece que esta coyuntura justifica cualquier recorte, y no es así. Creo que debe haber límites, y uno clarísimo es este. No se puede privar a una zona como la Sierra Norte de un helicóptero de urgencias, que está archidemostrado que ha salvado vidas. Nos pretenden engañar diciendo que un solo helicóptero va dar el mismo servicio que los dos actuales. Al daño que nos va a producir la eliminación de este servicio, se nos une el de ser tratados como tontos.

Antes de recortar en servicios básicos caben algunas posibilidades, como es negociar unas mejores condiciones económicas, tal y como ocurre en Castilla y León; en el que uno servicio similar cuesta bastante menos. Cabe recortar en otros gastos, como pueden ser los suntuarios, festejos o de publicidad, o incluso si se me apura, en Deportes o Cultura antes que en Sanidad. Aunque se hace más complicado entender esta medida cuando en el mismo presupuesto hay ocho millones para helicópteros contraincendios. El ahorro no será de más allá de 400.000 euros, y por ello se hace más difícil comprender esta decisión. Tan difícil, tan difícil que la totalidad de los alcaldes de la Sierra Norte está en contra de la medida, independientemente del color político de cada uno. Este tipo de servicios (además de salvar vidas, como en el caso del helicóptero) sirve para garantizar una mínima calidad de vida en las zonas rurales; si éstos se van desmantelando, no tardará en producirse una despoblación en estos pueblos.

Ya sabemos que ciertos servicios en zonas despobladas son más costosos, y que para prestarlos no podemos guiarnos sólo por criterios economicistas; algunos gestores y la mayoría de contertulios arbitristas verán que no son rentables y, por tanto, eliminables. No es mi criterio evidentemente, me inclino por las razones políticas para su mantenimiento. También hay que recordar que los serranos también colaboran con sus impuestos en financiar otros servicios madrileños, que en muchos casos, apenas utilizarán, como puede ser la red del metro. Además el helicóptero no sólo presta servicio a los lugareños, lo cual ya, por sí sólo justificaría su existencia, también se benefician de su actividad los accidentados en carretera, excursionistas y visitantes de la Sierra en general.

Hay que reconocer que la medida es “valiente”, ya que supongo que sabrán que antes o después se producirá una situación trágica que no se va a poder atender en tiempo y forma; y supongo que tendrán que aguantar las críticas de los afectados y de la oposición. Lo cual parece indicar que no han valorado bien las consecuencias de su decisión.

Creo que en este caso todos los políticos de la zona estamos de acuerdo en la continuidad del servicio; a algunos nos gusta como se viene prestando este servicio, lo dejaríamos tal y como está, ni más ni menos. Otros, desde otras posiciones ideológicas pueden proponer su privatización, no lo sé; en todo caso sería algo absolutamente legítimo, y acorde con ciertas posiciones políticas. Lo que no creo es que exista en la Sierra Norte una sola persona que esté de acuerdo con la eliminación del helicóptero de urgencias de Lozoyuela.

Sierra Pobre, Sierra Norte, Sierra Pobre

Esta zona de Madrid siempre se conoció como Sierra Pobre. Desde los primeros gobiernos de Joaquín Leguina se trabajó para erradicar la situación de abandono en que se encontraba. Para ello, se creó un organismo que, a la postre, fue clave en el desarrollo de la Sierra, el PAMAM. A este organismo le acompañó una política de reequilibrio territorial en todo Madrid, que consiguió en poco tiempo que a la Sierra Pobre se la empezara a conocer como Sierra Norte. Políticas de mantenimiento y desarrollo que se mantuvieron con los primeros gobiernos del PP, pero esta política se rompe en las últimas legislaturas, y muy especialmente en la que nos ocupa. Si bien todos sabemos que una época de crisis es necesariamente una época de recortes, sinceramente pienso que se está utilizando la crisis como coartada para recortar por encima de lo aconsejable y, en ocasiones sin orden ni concierto, causando un daño irreparable y casi gratuito.

En un periodo corto de tiempo, los vecinos de la Sierra han sufrido una pérdida de calidad de vida, que se agravará en los próximos meses, si el actual gobierno sigue con los planes de recortes anunciados. Ya hemos visto como ha desaparecido un organismo clave en el desarrollo de la Sierra, como ha sido el PAMAM.

Otros servicios se han esfumado, complicando la vida, precisamente a los más necesitados, como lo son la oficina de empleo, la oficina móvil del Canal de Isabel II Gestión y la oficina del consumidor. Padecemos una subida del transporte público muy por encima del IPC, que dificulta la movilidad de las personas que le es imprescindible usar este deficitario servicio.

Hemos visto como una de las principales empresas públicas de Madrid, y clave en esta comarca como es el Canal de Isabel II, ha sufrido una transformación en su naturaleza jurídica con el objeto de privatizarla. De momento, los principales recortes los están sufriendo los trabajadores, pero si los planes siguen su curso, pronto serán todos los consumidores los que los padezcan. Intentaremos entre todos que no sea así.

También sufriremos en breve la privatización de nuestro hospital de referencia, el Infanta Sofía. Y ya veremos cómo queda nuestro ambulatorio, ante agresiones como la unificación de áreas y la reducción de las urgencias. Ha desaparecido el helicóptero del SUMMA 112 de Lozoyuela, que seguramente alguna noticia luctuosa nos traerá. Se han eliminado las políticas activas de empleo, que eran vitales para mantener el empleo en la comarca, a la vez que se prestaban servicios a los ciudadanos.

Vemos como peligran varias mancomunidades, y no le auguro un buen futuro a la de cultura, ¡ojalá me equivoque!

También se ha anunciado, y desconocemos en qué estado está, el traslado de los juzgados de primera instancia a Colmenar Viejo, es decir, para poner más lejanos los servicios de la justicia a los serranos, para más inri, después de la salvaje subida de tasas judiciales.

En un caso inaudito, el gobierno de la Comunidad ha roto un convenio firmado, como es el de las BESCAM, y deja de financiar en un 50% estos cuerpos policiales, sin ningún tipo de explicación. Esto supondrá unos menores ingresos para los ayuntamientos, lo que se traducirá en menos servicios municipales. Otra solución es que los gobiernos locales reduzcan empleos de personal laboral por valor de lo que dejen de ingresar.

Pero tal vez la agresión más fuerte que recibirán los ciudadanos de esta zona, y con ellos todos los que viven en pueblos de menos de 20.000 habitantes, será la que produzca la anunciada reforma de la Ley de Bases de régimen Local. Con la que se eliminarán servicios que hoy se prestan, o bien, se encarecerán por vía de la subida de tasas, que para muchos vecinos serán inasumibles, veremos.

En definitiva, todos los vecinos de la Sierra Norte hemos sufrido una pérdida de calidad de vida, un rápido empobrecimiento, que va a conseguir que volvamos a ser conocidos como la Sierra Pobre.