sábado, 6 de marzo de 2010

Aguirre, la torera ventajista

Una fiesta española
que viene de prole en prole
y ni el gobierno la abole
ni habrá quien la abola
(Ricardo de la Vega y Chueca)


Como aficionado a los toros, no puedo soportar a los toreros ventajistas, a los populistas que buscan el aplauso del público más fácil, ofreciendo una mercancía falsa. Aguirre al saltar a la arena, en busca del morlaco del prohibicionismo catalán, no está haciendo más que de torera ventajista. No sé si en su fuero interno la gustan los toros o no, por más que presuma de su localidad de andanada en las corridas de clavel de la Feria. Más bien pienso que sabe que es un espectáculo popular y por tanto buen cazadero de votos, en donde ella se encuentra tan a gusto. El Parlamento catalán con su discusión sobre el prohibicionismo de los toros, le han puesto al animal en suerte para que haga una de esas faenas populistas a las que nos tiene tan acostumbrados.

No me puedo creer su repentino interés por la fiesta de los toros, por su salvaguarda; cuando toda la legislación taurina de la Comunidad de Madrid es cercenadora de cualquier actividad taurina popular, cuando las actuaciones del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad en relación con Las Ventas son de vergüenza.

Cómo se puede decir defensora de los toros una persona, que exige a los municipios madrileños una legislación profusa y exagerada; que tiene como última consecuencia, que los pueblos de tradición taurina dejen, poco a poco, de ofrecer los festejos populares que desde antiguo hacían. Es imposible para los ayuntamientos cumplir con toda la retahíla de exigencias, que el más nimio de los espectáculos taurinos exige: ambulancias UVI, cirujanos, anestesistas, enfermeros, directores de lidia y ayudas, pastores, talanqueras homologadas (¡qué pamema!)... Además, a diferencia de otras comunidades, en Madrid cualquier res que salga por el portón de toriles o del camión ha de ser sacrificada antes de que pasen 15 minutos. Sí, vaquillas, novillos del aguardiente, toros de las calles, novillos de capea y las cientos de variedades que los distintos pueblos han creado. Lo cual supone un verdadero despilfarro. ¿Cuántos años se han soltado vaquillas y novillos que duraban dos o tres días en distintas sacas: después del encierro, después del festejo y por la noche?

Esta legislación tan estricta hace que los aficionados madrileños emigren a las otras comunidades castellanas que nos circundan, en busca de los festejos que organizan. ¿Qué aficionado no conoce el desencierro de Brihuega, los toros del campo de El Casar, Torrejón del Rey y de tantos otros pueblos de Guadalajara (Castilla La Mancha), el Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo, o el más polémico Toro de la Vega de Tordesillas (Castilla y León)? ¿Cuántos toros del campo se han eliminado en Madrid en los últimos años? Todos; en la Comunidad que pretende convertirse ahora en el adalid de la fiesta brava.

En otra Comunidad, la valenciana, los toros ensogados y los toros de la calle, cuentan con innumerables seguidores, muchos de ellos madrileños. Curiosamente a cambio de lo que ocurre en Madrid, en que todo animal sólo se le puede dar fiesta por espacio de quince minutos -encareciendo tremendamente el festejo- hay toros que se sueltan una y otra vez por las calles, sin ningún problema legal; como así lo demuestra la contratación del famoso toro ‘Ratón’, que lleva más de ocho años saliendo por las calles de los pueblos valencianos. Un toro que ha ocasionado más de una desgracia, y se le corre sin mayores problemas, ya que se asume el riesgo que este tipo de festejos entrañan; mientras que en Madrid, cualquier cogida en un encierro es investigada detectivescamente, para ver como, de una manera u otra, se “empura” al munícipe de turno. ¿Cuántos alcaldes y concejales madrileños respiran tranquilos cuando terminan las fiestas sin ningún incidente en los encierros? Todos.

Si hablamos de la gestión de la Comunidad de la plaza más importante del mundo: Las Ventas, el panorama no puede ser más desolador. Concesiones poco claras, ninguna exigencia a la empresa y permisibilidad absoluta en que se programe una temporada absolutamente indigna (sí, en Las Ventas hay toros después de la Feria del Clavel, antes conocida como de San Isidro). Después de la Feria, los festejos no concitan ni en un cuarto de aforo; cuando no hace tantos años, lo normal es que se llegase a la mitad, o sencillamente se llenase en días como el de La Paloma, con carteles del gusto madrileño, algo ya olvidado.

Sería mucho más interesante, si de verdad quiere hacer algo por los toros la Presidenta de Madrid, que revisase la hiperreglamentación taurina madrileña, y que eliminase las trapacerías en Las Ventas, en vez de declarar a los Toros como Bien de Interés Cultural. Pero no nos engañemos, no le preocupan tanto los toros como pescar votos, excitando el anticatalanismo facilón, de algún sector madrileño.

POSDATA A LOS ANTITAURINOS

No os preocupéis por la abolición de los toros, sólo tenéis que dejar a los taurinos que sigan gestionando la Fiesta tal y como lo vienen haciendo; pues en unos pocos años habrán echado de las plazas a los pocos aficionados que quedamos. Con vuestras protestas lo único que conseguís son salidas como la de la Presidenta y llamadas a rebato de los taurinos, lo que prologará la agonía de los toros; y algunos aficionados ya necesitamos descanso.